La música y la política han estado estrechamente ligadas a lo largo de la historia de Estados Unidos, con canciones para promocionar a candidatos (o atacar a sus rivales) que se remontan hasta más de 200 años.

Esas canciones con frecuencia han reflejado la naturaleza atizadora de las campañas en Estados Unidos,  tanto que Stuart Eizenstat, diplomático de Estados Unidos y ex director de asuntos internos en la Casa Blanca para el presidente Jimmy Carter, una vez las describió como “asuntos torpes y tropezones, con pocas reglas para el combate”.

Por ejemplo en la carrera presidencial de 1800, que enfrentó a John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, contra su eventual sucesor Thomas Jefferson, cada campaña presentó canciones haciendo burla del candidato opuesto.