¿Saldría también EE. UU. de Corea del Sur, su otra «guerra perpetua»?
SEÚL – Al presidente Joe Biden le preguntaron esta semana qué significaba la retirada de Afganistán para otros compromisos globales de Estados Unidos y respondió que hay una “diferencia fundamental” entre Afganistán y otros lugares como Corea del Sur, donde también Washington tiene una gran presencia de tropas.
Sería difícil, quizá imposible, encontrar a un surcoreano que discrepe con esa evaluación. Hay diferencias obvias entre Afganistán, uno de los países más pobres y menos desarrollados del mundo, y Corea del Sur, una democracia estable y un aliado de EE. UU. que es la décima economía global y su ejército el sexto más poderoso del planeta.
Sin embargo, la caótica retirada de Afganistány la toma del poder por el Talibán han intensificado las interrogantes sobre cuánto más Corea del Sur debe depender de la protección militar de EE. UU. y asumir su propia defensa.
En específico, podría amplificar las voces que desean que Corea del Sur desarrolle su propio programa nuclear defensivo.
Estados Unidos tiene casi 30.000 soldados en Corea del Sur, un remanente de la Guerra de Corea de la década de 1950 que terminó en un armisticio y no en un tratado de paz. Aunque han pasado décadas desde las grandes hostilidades, las tropas estadounidenses sirven de disuasión a la beligerante Corea del Norte y sus armas nucleares.
Pocos piensan que los militares de EE. UU. se retirarán de Corea del Sur en un futuro próximo. El asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, dijo esta semana que “no hay intenciones de sacar fuerzas” de Corea del Sur.
¿Por qué las preocupaciones?
Las dudas sobre un prolongado compromiso militar de EE. UU. surgen en parte de la experiencia de Corea del Sur con el expresidente Donald Trump, cuya política exterior de “Estados Unidos Primero” afectó consistentemente la alianza de siete décadas.
Trump no sólo demandó a Corea del Sur que asumiera más costos de la presencia de las tropas estadounidenses, sino que a veces cuestionó también si mantenerlas allí era realmente necesario.
Siendo candidato, Trump incluso sugirió que Corea del Sur y Japón obtuvieran sus propias armas nucleares y amenazó con retirar tropas de ambos países si no pagaban más por la protección.
Ese tipo de declaraciones son difíciles de olvidar, dijo Park Won-gon, un profesor de la Universidad Ewha Womans de Seúl.
“Corea del Sur experimentó cuatro años de la administración Trump, y no estamos 100% seguros de que EE. UU. no volverá a lo mismo”, señaló.
Otras cosas en juego
Trump no es el único factor para Corea del Sur. Hay segmentos en ambos lados del electorado estadounidense que cada día es más escéptico de mantener militares en el exterior.
Muchos aliados republicanos de Trump ahora se oponen a lo que llaman “guerras perpetuas” de Estados Unidos. A la izquierda, destacados políticos, como el senador Bernie Sanders y la representante Alexandria Ocasio-Cortez, demandan drásticos recortes del presupuesto del Pentágono y una agenda global más moderada.
Esos puntos de vista preocupan a Chun In-bum, un general surcoreano retirado que teme que muchos estadounidenses no perciban el valor de tener tropas en Corea del Sur.
“No se percatan de la estabilidad que viene asociada. No se percatan de la seguridad que viene con esa estabilidad, No se percatan de los beneficios económicos que vienen con la estabilidad y la seguridad. Y eso me preocupa”, dijo Chun.