Argentina decreta duelo nacional por la muerte de Quino
Las historietas de Mafalda, que Quino comenzó a escribir en la década de 1960, fueron traducidas a 27 idiomas y le abrieron las puertas al reconocimiento internacional.
Argentina declaró duelo nacional por la muerte del humorista gráfico Quino, por lo que el jueves las banderas de los edificios públicos ondeaban a media asta, mientras la gente despedía en redes sociales a uno de los artistas más queridos del país, que tendrá un funeral privado por las medidas contra el coronavirus.
Desde el cantante Ricky Martin hasta el jugador de baloncesto Manu Ginóbili, pasando por políticos y artistas, inundaron las redes sociales el jueves para rendirle homenaje a Quino, un día después de la muerte del padre del famoso personaje de historietas Mafalda.
«Pocas cosas tan tristes como que ya no esté Quino», dijo el escritor colombiano Ricardo Silva Romero en su cuenta de Twitter.
Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, murió el miércoles en su ciudad natal de Mendoza a los 88 años luego de sufrir un accidente cerebrovascular. Era viudo y no tenía hijos.
Una sobrina de Quino dijo a diarios mendocinos que sus restos serán cremados en una ceremonia íntima, dadas las restricciones por la pandemia de coronavirus.
Con flores y mensajes de agradecimiento, miles de personas en Argentina y el mundo le rindieron tributo al creador de la niña contestataria que abogaba por un mundo mejor, defendía los derechos humanos y cuestionaba los abusos del poder.
Otros humoristas gráficos argentinos, como Juan Martín «Tute» Loiseau, hijo del también célebre historietista Caloi, lo despidieron en el diario local La Nación con distintas viñetas.
«Chau, maestro», decía la tira de Tute, que describió a Quino como un renovador, una persona con una aguda inteligencia mezclada con una enorme ternura.
«Era un filósofo del humor y, al mismo tiempo, un nene de 10 años. Como pasa con los genios, nos siguen hablando siempre, nos sigue interpelando», dijo Tute en una entrevista con un canal de televisión local.
La estatua de Mafalda, la niña de pelo negro abultado que odia la sopa y ama a los Beatles, en el barrio histórico de San Telmo, en el centro de Buenos Aires, se llenó de flores de lectores que se acercaron a rendirle homenaje.
«Este lugar para nosotros es muy importante porque es casi un lugar de peregrinación, hay colas de turistas todos los fines de semana», dijo a el miércoles a Reuters Televisión Damián Losada, un trabajador social y comediante de 55 años.
«Me pareció adecuado venir a saludar a Mafalda, Manolito y a Susanita, ya que hoy, si todos nos sentimos un poco huérfanos, ellos supongo que más», agregó frente a la escultura refiriéndose a algunos de los amigos de Mafalda, cuya banda se completaba con Miguelito, Libertad, Felipe, su hermano Guille y sus padres, con los que conformaba una típica familia de clase media bonaerense.
Las historietas de Mafalda, que Quino comenzó a escribir en la década de 1960 pero que trascendieron generaciones por la vigencia de sus ideas, fueron traducidas a 27 idiomas y le abrieron las puertas al reconocimiento internacional.
Pero el autor publicó una veintena de libros, entre ellos «Gente en su sitio», «¡Qué presente impresentable!», «Humano se nace» y «Simplemente».
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