Argentina vuelve a gritar campeón en la Copa América después de 28 años y lo hace como un desahogo con sabor a revancha tras derrotar por 1-0 a Brasil, al que destronó en el mismísimo Maracaná en una final soñada que pasará a la historia a pesar de haber sido deslucida.
Angel Di María a los 21′ marcó el único gol del partido con un toque sutil por sobre la salida del arquero Ederson y tras un pase de larga distancia de Rodrigo de Paul, la figura de la cancha, que superó el intento de cierre de Renan Lodi.
Una jugada que a pesar de las diferencias hizo recordar aquel gol de Claudio Caniggia tras una genialidad de Diego Maradona en el Mundial de Italia 90 en el que Argentina noqueó a Brasil en su única llegada de peligro y lo dejó afuera en octavos.
Hoy, como ayer, Argentina festeja por apenas un gol de ventaja ante el clásico rival, pero lo hace en casa de Brasil y en una final de Copa América que se jugó como si fuese la final de una Copa del Mundo.
Así lo jugó Argentina, con los dientes apretados y defendiendo cada pelota ante un Brasil siempre peligroso que tuvo sus ocasiones, pero no acertó al intentar concretarlas.
El equipo de Tite se despidió de la corona conquistada hace dos años como anfitrión del torneo en el que no estuvo por lesión Neymar, su máxima figura que hoy, en su cuarta edición disputada volvió a quedarse con las manos vacías.
Fueron muchos los roces, testigo de los mismos el pantalón desgarrado de Neymar, que se prendió en algunos cruces con De Paul, principal encargado de tratar de ensuciarle el juego al astro brasileño y figura en el equipo vencedor.
De los pies de Neymar nacieron las mejores situaciones del local para empatar el partido, pero las más claras que tuvo fueron de Richarlison, a quien a los 51′ le anularon una conquista por posición adelantada en el inicio de la jugada y quien cinco minutos después probó los reflejos de un siempre seguro Emiliano Martínez, artífice de la clasificación a la final en la definición por penales frente a Colombia.
Hoy, Argentina ganó en los 90′ porque pegó en el momento justo de un partido que se pareció a un combate de boxeo, con los dos rivales estudiándose en los primeros pasajes a la espera de un error del adversario y uno de ellos yendo a matar o morir en el final de la pelea sabiéndose perdedor.
Y en esa dinámica, que favoreció el planteo de Argentina, fue el equipo de Lionel Scaloni y de Lionel Messi el que acertó en la que tuvo, aunque también tendría alguna más sobre el final del partido.
Una de ellas, a los 87′ y con Brasil volcado por completo sobre el campo argentino, el capitán tuvo una muy clara al iniciar un contragolpe por el lateral derecho, habilitar a De Paul y recibir su asistencia que no llegó a conectar justo cuando se disponía a superar a Ederson, quien cuando ya se jugaba tiempo de descuento le tapó al propio De Paul el que pudo ser el golpe decisivo del partido.
Los cinco minutos adicionados por el árbitro uruguayo Esteban Ostojich, de correcto arbitraje pese a las suspicacias que se generaron por algún supuesto favoritismo hacia el anfitrión, no le bastaron a Brasil para torcer la historia, como tampoco los cambios que ensayó Tite intentando darle más claridad y precisión a los constantes ataques de la «canarinha».
Argentina, replegada y mordiendo en toda la cancha, se aferró al triunfo y no lo soló hasta el pitazo final, que sorprendió a los cerca de dos mil aficionados presentes cantando «Brasil decime que se siente, tener en casa a tu papá», un grito de guerra que entonaron los miles que se dieron cita en aquella final del Mundial 2014 perdida con Alemania en el mismo Maracaná.
Una herida que hoy se cierra para Argentina y para Messi, presente en aquella definición al igual que un Di María que hoy tuvo su venganza personal y que Sergio Agüero, el otro sobreviviente de aquella final que hoy celebró en el banco de suplentes.
A 28 años de aquella última consagración en Ecuador 1993 tras ganarle la final México, invitado en varias ediciones, y al mando de Alfio Basile, Argentina recuperó la corona.
Y para que le fiesta sea completa fue en casa de la «canarinha», que en 2007 en Maracaibo le asestó una durísima derrota por 3-0 en la final previa a la que volvió a enfrentarlos hoy en Río de Janeiro a aquella «albiceleste» que también entrenaba el «Coco» Basile y en la que ya jugaba Messi.
No estaba en cambio en aquella Argentina derrotada también por Brasil, esa vez por penales y en la edición que albergó Perú, que entrenaba Marcelo Bielsa cuatro años antes en otra definición con gusto a clásico.
Hoy, Messi se sacó la espina y festejó un título que no conquistó nunca en tres ediciones disputadas el propio Diego Maradona, quien fuera su entrenador en el Mundial de Sudáfrica 2010 y seguramente estará festejando desde el cielo, como lo hizo en la tierra con cada victoria argentina, junto con Alejandro Sabella, el técnico de aquella selección derrotada en la final del Mundial 2014.
Decimoquinta corona para una «albiceleste» que que recuperó el cetro en la Copa América y ahora comparte la cima con Uruguay como los más laureados del certamen, nada menos que frente a Brasil, que abdicó al trono al que accedió hace dos años, también como anfitrión, y sufrió hoy su única derrota en el torneo, la más dura de todas sin dudas alguna.
«Maradona es más grande que Pelé…», sigue cantando Argentina que celebra, como celebra Messi, quien también canta victoria y celebra a lo grande con su selección, como tantos le pedían y como él mismo soñaba.