Energías renovables
La mayoría de las nuevas energías renovables tienen costos más bajos que el combustible fósil más barato.
Ante la confirmación, en un nuevo informe, de que las renovables generarán reducciones de costos por un valor de 156 000 millones de dólares estadounidenses para las economías emergentes, se insta a los países a que dejen de utilizar el carbón para generar energía
La cuota de energía renovable que registró unos costos más reducidos que la opción más competitiva basada en combustibles fósiles se duplicó en 2020, tal y como demuestra un nuevo informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés). Del total de la generación de energía renovable agregada el año pasado, 162 gigavatios (GW) —el 62 por ciento— registraron costos inferiores a los de la nueva opción más barata basada en combustibles fósiles.
El informe Renewable Power Generation Costs in 2020 (Costos de generación de energía renovable en 2020) demuestra que los costos de las tecnologías renovables siguieron registrando una caída interanual significativa. Los costos de la energía solar de concentración (ESC) se redujeron en un 16 por ciento; los de la eólica terrestre, en un 13 por ciento, los de la eólica marina, en un 9 por ciento y los de la solar fotovoltaica (FV), en un 7 por ciento. Los costos de las renovables también son cada vez más bajos que los costos operativos actuales del carbón. Las renovables de bajo costo proporcionan a los países desarrollados y en desarrollo una justificación económica robusta para dejar de utilizar el carbón en búsqueda de una economía con cero emisiones netas. Solo los nuevos proyectos de renovables que se adicionaron en 2020, ahorrarán hasta 156 000 millones de dólares estadounidenses a las economías emergentes durante su vida útil.
“Hoy en día, las renovables son la fuente energética más barata”, afirmó el Director General de IRENA, Francesco La Camera. “Las renovables ofrecen a los países atados al carbón un atractivo plan para eliminarlo de manera económica que garantiza cubrir el aumento constante de la demanda energética, y, al mismo tiempo, ahorrar en costos, generar empleo, impulsar el crecimiento y cumplir su ambición climática. Me llena de optimismo que cada vez sean más los países que optan por impulsar sus economías con las renovables y seguir la ruta de IRENA para alcanzar cero emisiones netas de aquí a 2050”.
“Hemos dejado muy atrás el punto de inflexión del carbón”, prosiguió La Camera. “Siguiendo el último compromiso alcanzado por el G7 de reducir a cero las emisiones netas y poner fin al financiamiento internacional del carbón a escala global ahora le corresponde al G20 y a las economías emergentes adaptarse a estas medidas. No podemos permitir una doble vía para la transición energética en la que algunos países se tornan verdes con rapidez mientras otros sigan atrapados en el sistema pasado que se basa en los combustibles fósiles. La solidaridad global va a ser decisiva, desde la divulgación tecnológica hasta las estrategias financieras y el apoyo a la inversión. Debemos asegurarnos que todos se beneficien de la transición energética”.
Los proyectos de energías renovables que se adicionaron el año pasado reducirán los costos del sector eléctrico en al menos 6 000 millones de dólares estadounidenses por año en los países emergentes, frente a la agregación del mismo volumen de generación a partir de combustibles fósiles. Dos terceras partes de estos ahorros provendrán de la energía eólica terrestre, seguida de la hidroeléctrica y la solar FV. Los ahorros en costos suponen un complemento a los beneficios económicos y la reducción de las emisiones de carbono. Los 534 GW de capacidad renovable agregada en los países emergentes desde el 2010, a unos costos inferiores a los de la opción basada en carbón más barata, está reduciendo los costos de la electricidad en unos 32 000 millones de dólares estadounidenses al año.
Durante el período de 2010 a 2020 la competitividad de las tecnologías solar y eólica mejoró drásticamente, así como la ESC, la eólica marina y la solar FV, todas uniéndose a la eólica terrestre en el rango de costos de la nueva capacidad basada en combustibles fósiles, a los que están desplazando cada vez más. En diez años, el costo de la electricidad procedente de energía solar FV a escala de servicio público cayó un 85 por ciento, el de la ESC, un 68 por ciento, el de la eólica terrestre, un 56 por ciento y el de la eólica marina, un 48 por ciento. Con los precios de subasta actuales a unos niveles mínimos históricos de 1,1 a 3 céntimos de dólar estadounidense por kWh, los costos de la solar FV y la eólica terrestre son constantemente más bajos incluso que los de la nueva opción basada en carbón más barata sin ninguna ayuda financiera.
El informe de IRENA también demuestra que las nuevas renovables superan a las centrales de carbón existentes en lo que a costos operativos se refiere, y hacen que la generación de energía a partir del carbón resulte cada vez menos rentable. En los Estados Unidos, por ejemplo, 149 GW —o el 61 por ciento— del total de la capacidad basada en carbón cuesta más que el mismo volumen de capacidad nueva basada en renovables. Retirar y sustituir estas centrales por renovables recortaría los gastos en 5 600 millones de dólares estadounidenses al año y generaría un ahorro de 332 millones de toneladas de CO2, reduciendo en un tercio las emisiones derivadas del carbón en los Estados Unidos. En la India, 141 GW de capacidad instalada de carbón es más costosa que la nueva capacidad renovable. En Alemania, ninguna central de carbón existente tiene costos operativos inferiores a los de la capacidad nueva basada en la energía solar FV o la eólica terrestre.
A escala global, el costo de 800 GW de energía existente basada en carbón es superior al de los nuevos proyectos de solar FV o eólica terrestre que se han puesto en marcha en 2021. Retirar estas centrales supondría una reducción de los costos de generación energética de hasta 32 300 millones de dólares estadounidenses al año y evitaría alrededor de 3 gigatoneladas de CO2 al año, es decir, el 9 por ciento de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía de 2020 o el 20 por ciento de la reducción de las emisiones necesaria de aquí a 2030 para la ruta climática de 1,5 ºC presentada por IRENA en su informe World Energy Transitions Outlook (Perspectiva mundial de las transiciones energéticas).
La perspectiva al 2022 prevé una caída continuada de los costos de la energía renovable a escala global con los de la eólica terrestre situándose en un nivel entre el 20 y el 27 por ciento por debajo de los de la nueva opción de generación basada en carbón más barata. Los precios adjudicados al 74 por ciento de todos los proyectos de energía solar FV que se han puesto en marcha en los dos últimos años y que han sido contratados de forma competitiva por medio de subastas y licitaciones serán inferiores a los de los nuevos proyectos de generación energética a partir del carbón. La tendencia confirma que las renovables de bajo costo, además de ser la piedra angular del sistema eléctrico, también posibilitarán la electrificación en usos finales como el transporte, los edificios y la industria y permitirán una electrificación indirecta competitiva con hidrógeno renovable.