El rey de Tailandia indulta a Sineenat, la concubina que encarceló, y la vuelve a incorporar a su harén
Se llegó a conocer como «la incógnita Sineenat»: ¿qué había hecho el rey de Tailandia con la concubina, que llegó a ser tan odiada por su fama de «ambiciosa»? ¿Estaba en prisión o, como se llegó a rumorear, había muerto en extrañas circunstancias? Pues bien, la respuesta no es solo que estaba encarcelada, sino que ahora ha sido indultada y devuelta al harén del monarca.
El pasado viernes, Sineenat Wongvajirapakdi abandonaba el penal en el que estaba recluida desde finales del año pasado (el correccional femenino de Lat Yao, al norte de Bangkok, aunque comenzó en la prisión de Klong Prem y luego fue trasladada a la célebre cárcel personal del rey en el Palacio Thaweewattana) y era inmediatamente conducida a un avión que la transportaba a Alemania.
¿Por qué a Alemania? Porque allí se encuentra el Grand Hotel Sonnenbichl de Baviera en el que Maha Vajiralongkorn Bodindhorndevarangkul, rey de Tailandia (más conocido, menos mal, como Rama X), tiene su harén personal: un conjunto de 20 concubinas que, según la investigación del periodista especializado en el país asiático Andrew MacGregor Marshall, serían drogadas para ser ofrendas de placer de la corona.
Sineenat llegaba el sábado, a bordo de un Boeing 747, a Múnich, en cuyo aeropuerto recibió multitud de parabienes y un tratamiento real, desde sombrillas ceremoniales a la propia presencia de Rama X, que vestía uno de sus ya típicos tops femeninos.
Pero su historia es igualmente fascinante, porque se trata de la mayor «rival» de Suthida Vajiralongkorn na Ayutthaya, la cuarta esposa de Rama X, con quien contrajo matrimonio en mayo del año pasado. Pero en agosto, el día de su 67º cumpleaños, el monarca se autorregalaba una «consorte imperial».
Esa era Sineenat, la primera en casi un siglo en recibir dicho título. Ella, nacida tal y como decía la escueta biografía de la página web de la realeza tailandesa en 1985 en una provincia septentrional del país, era graduada en la Real Escuela de Enfermería, luego entrenada como piloto y, por último, parte de la Guardia Real.
Fue entonces cuando el soberano puso sus ojos en ella y la convirtió en su concubina favorita, llegando a televisar la ceremonia, en la que por cierto estaba presente Suthida.
Sin embargo, en octubre ya estaba encarcelada. Las razones son variadas, pero sobre todo se le atribuye el delito de deslealtad, una de las conductas más inaceptables dentro del código de moral tailandés. El comunicado oficial del Palacio era tajante y tachaba a la amante de inadecuada para su puesto.
Según dicho comunicado, Sineenat era una mujer «ambiciosa» que «trató de elevarse al estatus de la reina» dado que «no entendía las costumbres y tradiciones en la corte tailandesa». Añadía que «su comportamiento fue considerado irrespetuoso» porque «hubo desobediencia al rey y la reina».
«Sineenat también emitió órdenesusando el nombre del rey sin su permiso, lo cual causó confusión entre el público en general», dictaba el texto que significó la expulsión de la concubina tanto del Gran Palacio Real de Bangkok (la residencia oficial) como del Palacio Chitralada, la residencia privada.
Por último hay que añadir que, pese a que Sineenat ha vuelto a su vida, Rama X fue el pasado lunes a ver a su esposa a un hotel de la ciudad suiza de Engelberg, donde Suthida ha establecido su residencia. Todo ello, claro, mientras que cada vez más grupos de jóvenes tailandeses reclaman una reforma democrática que les proteja contra los caprichos despóticos y el despilfarro constante del rey.
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