Si no fuera por un pequeño aviso blanco con letras negras que dice ‘Charles Dickens Museum’, muy pocos sabrían que en el 49 de Doughty Street, centro de Londres, vivió uno de los escritores más exitosos y universales de la historia de la literatura.

El color de la puerta no es ni azul ni verde. Es una mezcla de los dos. Al entrar, se ven unas escaleras y un pasillo que parece oscuro y al lado izquierdo, un comedor recreado para trasladar al visitante al cuento más famoso de Charles Dickens: ‘A Christmas Carol’ (Cuento de Navidad).

En la mesa, en la que salta a la vista un pavo enorme, hay una vajilla que tiene impreso un retrato del escritor. Este recrea la celebración de la Navidad en familia, un asunto fundamental en la obra del autor.

Esta casa, una mansión de cinco pisos y doce habitaciones, que fue la primera gran propiedad que tuvo el escritor, permanece intacta con sus objetos y ropa y que bien podría ser el escenario del ‘A Christmas Carol’.

Cada año esta historia, leída por miles en el mundo y que muestra la profundidad de la complejidad humana en esta celebración, revive. Esta fue escrita originalmente por el autor durante seis semanas en el invierno de 1843.

«Sabe hacer verdad sentimientos que, aunque estén habitualmente ocultos, todos llevamos adentro. Además, todos tenemos una secreta necesidad de emocionarnos y de ver la parte sentimental que hay en nosotros mismos», asegura el director del Instituto Cervantes en Londres, Ignacio Peyró.

En las profundidades de Ebenezer Scrooge

‘A Christmas Carol’ fue publicado originalmente en folletos de los que se vendieron 6.000 seis días antes de la noche de Navidad. Los expertos consultados por France 24, aseguran que este exitoso título, como muchos otros de Dickens, es universal por la profundidad de sentimientos que despierta.

La historia transcurre en las fiestas navideñas y se centra en la vida de Ebenezer Scrooge, un prestamista millonario a quien no le interesa relacionarse con nadie, ni con su sobrino ni con su secretario Bob Cratchit.

Su sobrino le invita a unirse al almuerzo familiar de Navidad pero es rechazado. «Luego regresa a un conjunto de casas bastante oscuro y sombrío en Londres y se prepara una comida muy simple para él, básicamente avena porque no le gusta lo demás, casi no se gusta a sí mismo, es avaro», recuerda el profesor Simon Eliot, de University of London, sobre la historia central del libro.

Entonces, durante la noche de Navidad, a Scrooge se le presentan varios fantasmas que transformarán su vida. El primero en aparecer es el fantasma de su compañera muerta, que sufre porque era como Scrooge. Le sigue el

fantasma del pasado de la Navidad que «lo lleva de regreso al pasado para verse como un niño aislado en la escuela, volverse más ambicioso y rechazar a una mujer que amaba. Cuando termina el susto, es consciente del daño que su pasado le ha hecho», explica Eliot.

Luego, el fantasma del presente lo lleva a ver las celebraciones actuales, incluida la de su secretario que no gana mucho, pero aún festeja.

Y finalmente, el fantasma de la Navidad del futuro, que le muestra gente riéndose de la soledad de un hombre a cuyo funeral no acudirá nadie: la persona muerta es Scrooge.