Sorpresa: aparecieron tres herederos inesperados de la fortuna del príncipe Felipe
El duque de Edimburgo quiso agradecer en su testamento a los integrantes de su staff personal que fueron esenciales durante sus últimos años
Felipe de Edimburgo dejó aproximadamente 30 millones de libras de herencia cuando murió el pasado 9 de abril a los 99 años. Y, sorpresivamente, en su testamento aparecieron tres nombres inesperados que recibirán parte del dinero del príncipe.
Si bien es probable que la mayor parte de su patrimonio haya quedado en manos de la reina, una fuente cercana al Palacio de Buckingham reveló a The Sun que el duque también recompensó a sus asistentes más cercanos. “A diferencia de otros miembros de la realeza, el príncipe Felipe fue generoso con los tres hombres clave que lo cuidaron: su secretario privado, el brigadier Archie Miller Bakewell; su paje, William Henderson; y el ayuda de cámara, Stephen Niedojadlo”.
Su staff fue un gran apoyo para el esposo de Isabel en sus últimos años. El informante de la realeza también aseguró que “las cuestiones económicas de la herencia estaban resueltas desde hace tiempo, incluido el díscolo príncipe Harry. El duque de Edimburgo no era el tipo de abuelo que castigaría a un nieto por portarse mal. Felipe era un hombre justo e imparcial”.
Otra fuente dijo: “Felipe tuvo mucho tiempo para ocuparse de su testamento e impedir que, por cuestiones legales, le aplicaran el impuesto a la herencia. Nada le gustaba menos que la idea de dejar su dinero en efectivo en el tesoro”. Además, agregó que a sus hijos -Carlos, Ana, Eduardo y Andrés- les dejó dicho que pueden quedarse con lo que quieran de su colección de 13 mil libros en la biblioteca del palacio.
El príncipe nació sin un centavo y, para huir de su país, fue ocultado en una caja de naranjas. Cuando se casó con la reina en 1947, sus ingresos navales eran de 11 libras por semana. Sin embargo, eso cambió con los años. Antes de su muerte, Felipe recibía 359 mil libras al año de la Subvención Soberana. Ahora, la reina asumirá plena propiedad de la mayoría de activos de los que eran copropietarios.