La libertad de expresión le permite a la gente intercambiar ideas y defender todo aquello en lo que cree. (© Shutterstock)

En febrero el gobierno chino sentenció a una editora a tres años de cárcel después de que expresara su apoyo a un prominente crítico del Partido Comunista Chino. La sentencia contra Geng Xiaonan (en inglés) ocurrió luego que el partido arrestara a docenas de políticos y activistas en pro de la democracia en Hong Kong en enero.

Los gobiernos autoritarios castigan la libertad de expresión para proteger su poder.

En noviembre de 2019 el régimen de Irán bloqueó el acceso a internet y mató a más de 1.500 manifestantes en una represión de las protestas a nivel nacional que comenzaron a causa de un aumento en el precio de la gasolina, pero que se volcaron contra la corrupción y la mala gestión gubernamental.

Asimismo, el régimen iraní habitualmente encarcela a periodistas, activistas de los derechos humanos y a mujeres que protestan pacíficamente contra la ley gubernamental del uso obligatorio del hiyab. El partido gobernante de China censura películas, periódicos, programas de televisión y las redes sociales que critiquen sus políticas represivas en Sinkiang y el Tíbet o cualquier otra práctica autoritaria.

En Estados Unidos, la libertad de expresión está protegida como un componente esencial de la democracia.

Guardias de seguridad se llevan al legislador prodemocrático Ray Chan durante una reunión legislativa en Hong Kong el 8 de mayo. En noviembre las autoridades chinas y de Hong Kong expulsaron a otros cuatro legisladores. (© Kin Cheung/AP Images)

Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, calificó a la libertad de expresión como “una piedra angular del gobierno libre”. Entendía que sin la libre expresión “la constitución de una sociedad libre se disuelve, y la tiranía se erige entre sus ruinas”.

Proteger la expresión favorece a la sociedad

El derecho de los estadounidenses a hablar libremente, sin restricciones o supresiones impuestas por el gobierno, está consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, junto con las libertades de credo, expresión y reunión, así como el derecho de hacer peticiones al gobierno de una compensación a sus reclamaciones.

Esas cinco libertades empoderan a los ciudadanos a participar plenamente en la sociedad, a autogobernarse y a exigir que los funcionarios electos rindan cuentas, a manifestarse pacíficamente e incluso a liderar movimientos sociales.

Las manifestaciones tras la muerte de George Floyd, que se hallaba bajo custodia de las fuerzas de aplicación de la ley, el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis, provocaron protestas a nivel nacional que condujeron a reformas policiales para proteger a las comunidades y hacer avanzar la justicia igualitaria para todos los estadounidenses.

Un alguacil local se suma a una manifestación pacífica en contra de la brutalidad policial en el poblado de Flint (Michigan), el 30 de mayo de 2020. (© Jake May/The Flint Journal/AP Images)

Los discursos de Martin Luther King Jr. inspiraron a miles a marchar pacíficamente en favor de la igualdad de derechos durante el movimiento de los derechos civiles en las décadas de 1950 y 1960. Esas manifestaciones pacíficas contribuyeron a la promulgación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohibió la discriminación por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional.

Si bien el movimiento de los derechos civiles figura entre los ejercicios más prominentes de la libertad de expresión, los estadounidenses ejercen ese derecho todos los días al interactuar diariamente con sus gobiernos locales, estatales y federal. Tan solo la Casa Blanca recibe cada día miles de cartas y mensajes por correo electrónico de los estadounidenses.