Piense en Yucatán y, muy probablemente, las imágenes de la maravilla que es Chichén Itzá, la arquitectura colonial de la capital Mérida o quizás incluso los hermosos cenotes del estado le vendrán a la mente. Rara vez figura en la lista la joya escondida de la Riviera Yucateca. A lo largo de unas 235 millas de costa, la Riviera Yucateca cuenta con la mayor variedad de ecosistemas y atracciones para disfrutar entre el Mar Caribe y el Golfo de México. Aquellos que buscan un destino menos transitado disfrutarán explorando estos lugares poco conocidos: los tres tesoros de la costa de Yucatán.

• Celestún : El ecosistema de esta reserva de la biosfera, ubicada a 59 millas de Mérida, es único por su mezcla de agua dulce de la Ría Celestún y agua salada del Golfo. Sus playas vírgenes de color blanco y aguas verde esmeralda preparan el escenario para una visita tranquila.

La reserva es una parada natural para más de 400 especies de aves migratorias. Entre los más comunes se encuentra el flamenco rosado, que anida, se alimenta y se reproduce en esta playa. Pelícanos, garzas y gaviotas también se encuentran entre las otras especies que se pueden encontrar aquí.

El manantial Baldiosera es uno de los lugares imperdibles de la zona. Conduzca bajo túneles naturales formados por ramas de manglares para llegar a manantiales de agua dulce, para nadar en aguas cristalinas. Tampoco debe perderse el «Bosque Petrificado», un lugar gris y desolado que alguna vez fue el hogar de un enorme bosque. Hoy, el contraste entre la abundante vegetación y vida natural de Celestún y el Bosque Petrificado es un espectáculo digno de ver.

• Playa El Cuyo: El Cuyo es sin duda uno de los secretos mejor guardados de la Península. Con un espíritu caribeño, el área ofrece aguas tranquilas, casas de madera pintadas en colores brillantes y cálidos, y un faro construido sobre los restos de antiguas ruinas mayas que se puede escalar para obtener vistas panorámicas de la ciudad, sin mencionar los hermosos atardeceres y amaneceres, y el cielo estrellado. cielo. Recientemente, el kitesurf ha ganado popularidad local debido al clima casi perfecto de El Cuyo durante todo el año. Los visitantes también pueden practicar paddleboard y kayak.

• Parque Nacional Arrecife Alacranes: los entusiastas del ecoturismo han hecho Alacranes una parada popular en Yucatán. El parque ofrece pesca en arrecifes, buceo, observación de flora y fauna, paseos en bote y lancha motora, y más. El grupo de islas se considera la estructura de coral más grande del Golfo de México. Este archipiélago es un paraíso ubicado a pocas horas del puerto de Progreso. Está formado por cinco islotes, llamados Isla Blanca o Chica, Isla Muertos o Desertora, Isla Pájaros, Isla Desterrada e Isla Pérez. El último, con aguas poco profundas o playas de arena blanca y turquesa, es el único islote abierto para acampar, con un máximo de 111 visitantes permitidos por día. Los únicos habitantes de Isla Pérez son una variedad de aves. El islote también alberga un faro considerado un sitio arqueológico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

No hay hoteles, restaurantes, agua potable, electricidad u otros servicios en el sitio. Se cree que el arrecife, que aparece en los mapas desde el siglo XVI, fue utilizado como refugio de las tormentas tanto para los leales a la corona española como para los piratas. Una visita permite actividades como snorkel y buceo para ver majestuosos corales «cuerno de alce» y las enormes estructuras redondas y acanaladas conocidas como «cerebros». Aquellos que se sumergen más profundamente pueden descubrir los restos de barcos del siglo XV y fauna marina como tortugas; tiburones peces, incluidos peces arlequín, cardenal, mariposa y loro; y, con suerte, delfines y mantarrayas. El acceso al arrecife es solo por mar, y Progreso es el principal punto de partida.