En los parques de Bogotá, es común que durante las manifestaciones recientes se reúnan artistas de múltiples disciplinas para expresar sus opiniones.

Los artistas alistaron sus pinturas, los músicos sus instrumentos, los bailarines sus faldas y sombreros, los actores su mejor atuendo y voz. Esta vez, no los esperaba un acto cualquiera, tampoco un gran festival ni una anhelada audición. Esta vez, no iban a concursar ni a amenizar ningún evento. Esta vez, su arte se daba cita para salir a protestar.

Así como las banderas, las arengas y las pitos son un común denominador de un paro que comenzó el 28 de abrily hoy completa su treceavo día en Colombia, el arte y la cultura también han sido vehículos para mostrar la insatisfacción frente a su Gobierno, para hacer un llamado a la paz o para reconciliarse unos con otros, en medio de tanto caos.

Aunque las sonrisas no son visibles por las mascarillas que ya hacen parte de nuestro diario vivir, las manos, los cuerpos, las voces, la música, las piezas gráficas y los dibujos demuestran el sentir de muchos y hacen olvidar, por momentos, la crisis. Pero, sin dejar atrás, los mensajes de protesta o de reconciliación.

Laura Rozo es estudiante de artes escénicas de la facultad de artes de la Academia Superior de Artes de Bogotá. Junto a un colectivo de danza de la ciudad, convocó a artistas, bailarines y cualquier ciudadano que quisiera participar en una manifestación pacífica, a través del arte, en un emblemático parque de la capital colombiana.

La invitación se puso en la mesa para “cualquier persona que crea que el arte, la cultura y la tradición que nos une como hermanos puede ayudarnos, y generar este grito que le estamos lanzando al Gobierno, donde queremos que la vida se respete, donde queremos que la humanidad se valore y se tenga el derecho aquí a protestar sin ser censurado”, explicó Rozo .

En un solo lugar convergen todo tipo de artistas. Mientras a un costado los bailarines se mueven al ritmo de las gaitas y los tambores, comunes en la cumbia colombiana, en la mitad de la calle malabaristas muestran sus mejores técnicas, Más tarde cerca del semáforo, una cantante anima a los manifestantes, a través de sus melodías.

Y es que para Laura, cuando “los humanos no encontramos palabras para comunicarnos”, el arte “es el único canal comunicativo efectivo donde nos podemos reunir, donde podemos confluir para poder alzar nuestra voz”.

Una opinión que comparte David Nizo, músico de una agrupación colombiana, al señalar que el arte “ es fundamental como una herramienta para hacerse sentir. Porque tiene mucha fuerza. Entonces, todas las manifestaciones de arte, bailes, danzas, obras de teatro, música, tienen mucha fuerza y llaman mucho la atención. Y aquí en Bogotá hay un colectivo grande músicos y nos reunimos hoy aquí en el Parque Nacional a venir a apoyar el paro”.

Las violaciones de los derechos humanos, los asesinatos a los líderes sociales y la violencia generada, a raíz del paro en Colombia, fueron los motivos que, según explicó el gaitero, lo llevaron a manifestarse en las calles.

Mensajes que se convirtieron en piezas artísticas

Hacia el costado norte del Parque Nacional, mensajes alusivos a las protestas, el rechazo a la violencia, las peticiones de garantía al derecho a la salud y la educación, entre otros, cuelgan de cuerdas amarradas entre árboles.

El montaje simula un tendedero, tendal o tendedor, que es el espacio donde precisamente en casa -comúnmente en Colombia- se cuelga la ropa recién lavada para que se seque por efecto del aire. En esta ocasión, las cuerdas no iban a recibir las prendas, sino los mensajes que cualquier ciudadano quisiera dejar allí plasmado.

Esta iniciativa, denominada ‘En_tendedero’, fue creada por Camila García, Natalia Hernández, Alejandra Restrepo Ruiz y Salomón Lenis Apraez, cuatro estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, quienes establecieron, desde el viernes, un “espacio de diálogo y de conversaciones de paz”, según explicó Lenis a la VOA. El objetivo es que “cualquier persona pudiera llevar una pieza gráfica, un texto, cualquier cosa con la que se quisiera expresar”.

A través de redes sociales, animan a las personas para que hagan llegar sus mensajes, los cuales también son publicados digitalmente. “Siempre llegan cartas, imágenes hechas por personas, memes, pinturas, esténciles, llegó un muñequito bordado, que tiene la bandera de Colombia… En las otras actividades que están haciendo en otras ciudades, se están uniendo con un youtuber que es grafitero. Llegan prendas de ropa, con mensajes escritos”, explica Salomón.

Aunque cuenta que, en principio, no esperaban gran acogida, la iniciativa ya fue replicada en otras ciudades como Ibagué y Medellín, y ha recibido, además, el apoyo de otras universidades. El joven,  además, resaltó que, en dos días, han tenido un alcance de 700 seguidores en Instagram.

¿Y por qué el nombre? Salomón dice que quisieron escoger un símbolo de un elemento que las familias tengan en sus casas y, además, crear un espacio de escucha.

“Este espacio se da para que nos escuchemos sin esperar una respuesta. Nos escuchamos solo para tener una reflexión propia… Tenemos una conversación con todos, pero sin vernos a la cara, sino por estas expresiones que, se puede decir, son artísticas”, concluye el estudiante.

Los restos de este espacio se convertirán en una exposición de la facultad de artes de la Universidad de Los Andes.

Lo que otros ven…

Mientras uno bailan, cantan o dibujan, los espectadores se unen con palmas o deciden no hablar mientras sus cuerpos se mueven al ritmo de la música. Otros, simplemente, solo deciden acompañar la manifestación en silencio, como Carolina Meneses y Carol Garzón, dos estudiantes de periodismo que salieron a marchar y apoyan estos actos artísticos.

“Esto es lo que somos los jóvenes colombianos. Es arte, es cultura, estamos todos acá reunidos en son de paz, demostrando de qué estamos hecho, el folclor de nuestra tierra, y esto es lo que queremos que vea el mundo”, dice muy orgullosa Carol, al ver las muestras de danza.

Ambas, dicen, no salieron a marchar en los primeros días de protestas porque trabajan y estudian al mismo tiempo, pero dicen estar de acuerdo con un inconformismo frente a la situación que vive su país: “Definitivamente, es un clamor que esta haciendo la gente por los derechos y por un cambio necesario aquí en Colombia y, tomando el ejemplo de nuestros hermanos latinoamericanos que también lo han hecho”.

Para Carolina, la crítica va más allá de alabar las muestras artísticas, sino el valor de salir a manifestarse por esta vía, pues para ella, paradójicamente en una país donde se valora el arte, es el vehículo que se usa para protestar.

Según la joven, el arte en Colombia “no es bien valorado, no se invierte en el arte. Hoy, por ejemplo, la gente está saliendo a las calles a cantar, a bailar, a tocar un instrumento, demostrando que este país necesita que el Gobierno invierta en este tipo de cosas. No solamente en guerra, no solamente en armas. Es en la educación de nuestros jóvenes, de nuestros niños y de las personas que hoy levantan una voz cantando, bailando, porque, como lo he escuchado hace un rato… ‘¡A bailar para avanzar!’”, haciendo alusión a una arenga que comúnmente se usa en estas marchas.

Concierto para la paz

El domingo, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, por el maestro Víctor Hugo, realizó un concierto, que inició a las 10:00 a.m., en la plaza de Bolívar de Bogotá, bajo la campaña #UnaFuerzaMásPoderosa.

«Hay fuerzas poderosas que han transformado el mundo. Hoy nuevamente desde la Plaza de Bolívar, los músicos de la Filarmónica Bogotá hacen un llamado a la no violencia», escribió la Alcaldesa de la ciudad, Claudia López, en su Twitter.

El acto inició con una campanada por cada víctima que ha dejado el paro nacional y una presentación de danza a cargo de El Instituto Distrital de las Artes, según informó la Alcaldía.