Como en cada Semana Santa, Antonio Banderas está instalado en su tierra natal andaluza. Pero la cuarentena forzada impuesta por el coronavirus cambió completamente los planes que tenía para este momento, uno de los más importantes del año en su caso.

Confinado desde el 12 de marzo en su casa de Marbella y lejos de su pareja, Nicole Kimpel, que permanece en Suiza con su hermana y su padre, Banderas reparte su tiempo entre la tarea creativa y un sinnúmero de acciones solidarias. La pandemia lo obligó a suspender por un buen tiempo, todavía indefinido, dos proyectos a los que le había puesto el cuerpo con enorme entusiasmo: el rodaje de Competencia oficial , escrita y dirigida por los argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn, y los ambiciosos planes que llevaba adelante en el Teatro del Soho, la sala inaugurada en noviembre pasado que dirige artísticamente en Málaga.

Este año, Banderas no podrá repetir en las calles de su ciudad el infaltable ritual que lo lleva a Málaga en cada Semana Santa. La cuarentena impedirá el tradicional desfile de tronos y devociones del Viernes Santo a través de la ciudad. El ciudadano más famoso e ilustre de Málaga es un ferviente devoto de la Virgen de Lágrimas y Favores, a cuyo trono inclusive le escribió un himno. Abrazado más que nunca a esa fe desde que sufrió un infarto en 2017, Banderas se dedica este año a impulsar una acción benéfica y solidaria desde la fundación que lleva el nombre de esa imagen.

Banderas se dedica en persona a trabajar con cien voluntarios para coordinar la confección y el reparto de materiales destinados a los centros de salud, farmacias y residencias geriátricas de la zona: batas de hospital («esperamos repartir unas 30.000», dijo), barbijos, guantes, calzado descartable y medicamentos. «De todo esto vamos a salir muy tocados, primero por las personas que han muerto o enfermado de gravedad, con muchas familias afectadas, pero también, mirando al futuro cercano, a nivel económico, efecto negativo que ojalá sea temporal», le dijo Banderas al diario malagueño Sur.

Esas consecuencias también afectan al actor de 59 años en su condición de empresario teatral y director artístico de una sala que había inaugurado en noviembre pasado para cumplir uno de los sueños de su vida. Desde esa inauguración, el Teatro del Soho funcionó varios meses a sala llena cada noche con las representaciones del musical A Chorus Line . La compañía seguiría ese recorrido en Madrid, Londres y Nueva York, destinos por ahora utópicos. La gira se interrumpió en Barcelona, después de una escala en Bilbao.

Banderas se vio forzado a reducir los salarios del personal del teatro que no puede cumplir tareas de teletrabajo y ordenó que el personal de dirección del teatro se reduzca sus ingresos a la mitad. Paralelamente, después de apenas dos semanas de rodaje, tuvo que interrumpir su trabajo en Competencia oficial,la película de Cohn-Duprat que por fin iba a darle su primer papel protagónico pleno compartido con Penélope Cruz Oscar Martínez también forma parte del elenco principal de esta producción española.

Para el actor, depende del comportamiento individual y colectivo salir de la crisis provocada por esta pandemia «con un sentimiento de orgullo o de vergüenza». Y si bien admitió que una vez superada la emergencia nada va a ser igual, dijo: «Si aguantamos en pie en esta carrera de resistencia, seremos muy fuertes a la salida del túnel».