Por Alicia Alarcón

 

A los periodistas que a diario critican el gobierno de AMLO, no les da vergüenza hacer pública su ignorancia, su racismo, su clasismo, su complejo de superioridad. Para ustedes el pueblo sigue siendo chusma que tiene que ser controlada con mano dura como la del Presidente que dejó a México hecho un cementerio. En sus palabras y en sus escritos destilan el dolor por la pérdida de los jugosos contratos que recibían de los gobiernos corruptos anteriores y que el actual gobierno se negó a renovar.

Claro que deben extrañar las cantidades millonarias que recibían para escribir sus libros, para sus viajes culturales al extranjero, para sus proyectos literarios, entre los que se incluyeron sendas biografías empastadas de lujo de Presidentes corruptos que saquearon la nación mexicana.

Ellos extrañan sus privilegios de baños privados, chofer a la puerta, honorarios escandalosos por grabar spots sobre las bondades de los gobiernos que hicieron de México la nación que ocupa el primer lugar en desigualdad económica. Entendemos que extrañen tanta abundancia, pero no se vale que inventen, ni que engañen con noticias falsas a los que todavía de manera inexplicable, les creen.

Les hago una invitación de manera muy atenta para que ya dejen de insultar la inteligencia de millones de mexicanos, incluidos los que estamos de este lado. Nunca es tarde para reivindicarse. Ahora sabemos que su silencio ante las atrocidades y los robos descarados que cometían los Presidentes anteriores no eran por tener una mordaza, sino porque estaban de por medio contratos  millonarios.

Lo que hacen no es periodismo, es servilismo a un grupo que por décadas se sintió dueño de México. Es una realidad que estos periodistas perdieron ya el 90% de su credibilidad, en ellos están conservar el 10% que les queda.