El actor italiano Roberto Benigni llevó al escenario del teatro Ariston, en la tercera velada del Festival de Sanremo, que estuvo dedicada a los covers, una exégesis del Cantar de los Cantares.
Desconcertando a quien esperaba un monólogo político, Benigni recitó «la canción de las canciones, que habla del amor físico de dos jóvenes que cantan cada uno el amor por el otro. No hay canción más ardiente. Y como tener Imagine, o Yesterday de los Beatles, y nunca nadie lo hizo en televisión», explicó el actor.
Este himno al amor es «el infinito puesto al alcance de cada uno de nosotros. No hay vida humana que al menos por un momento no sea inmortal, y todos lo saben. Nosotros, que hemos tenido en suerte esta grandiosa broma de estar en el mundo, ahora sabemos por qué es, por amor», agregó Benigni.
El histriónico actor, que hizo un ingreso triunfal, había ingresado en escena en el Ariston hace nuevo años por última vez, a lomo de un caballo blanco y para celebrar los 150 años de la Unidad de Italia.
Sin olvidar alguna estocada para el líder de derecha Matteo Salvini, tuvo una intervención de poco más de media hora y se convirtió en un valiente «intermezzo» literario en la infinita galería de covers dedicada a los grandes éxitos de la historia del festival, reinterpretados en dueto por los «Big» -los artistas consagrados- en competencia.
Al comenzar hubo un homenaje a las víctimas del accidente de tren en Lodi, y luego subieron a escena Fausto Leali y Michele Zarrillo para interpretar «Deborah», seguidos de la sucesión de covers que caracterizó a la tercera velada.
Entre los covers se presentaron «Ti regalero’ una rosa» (Enrico Nigiotti y Simone Cristicchi); «1950» (Rita Pavone y Amedeo Minghi), «L’italiano» (Francesco Gabbani en un insólito traje de astronauta).
Una de las damas del festival fue Georgina Rodríguez: la modelo nacida en Buenos Aires, estatuaria pareja del futbolista Cristiano Ronaldo, bailó un tango frente al astro, sentado en primera fila.
La otra «reina» fue Alketa Vejsiu, una rubia estrella de la televisión albanesa, que agradeció a Italia por ser «ejemplo de integración, acogida, humanismo».
Esta vez estuvo ausente Fiorello en la conducción, que pasó a manos del presentador Amadeus: «Tengo el día libre, con Benigni me convierto en espectador», aseguró.
Pero el «no» al femicidio volvió con fuerza al escenario, con el ingreso de las siete «pasionarias»: Alessandra Amoroso, Giorgia, Fiorella Mannoia, Laura Pausini, Gianna Nannini, Elisa y Emma, cada una de ellas con un símbolo rojo, anunciando un gran concierto que se realizará en septiembre para reunir fondos para los centros antiviolencia.
Mientras tanto, emocionaron Raphael Gualazzi y Simona Molinari en la reinterpretación soñadora de «E se domani», e impactó el dúo entre Anastasio y Pfm, que cruzaron sensibilidad y diversas generaciones con las notas de «Spalle al muro».
El Ariston también se pudo se pie para Alberto Urso y Ornella Vanoni, con «La voce del silenzio». Y entre los visitantes internacionales brillaron el escocés Lewis Capaldi y Mika con un homenaje a Fabrizio De André.